El Consejo de los Conejos es una pieza encantadora y meticulosamente detallada que parece llevar al espectador a un mundo donde los conejos toman protagonismo. Los matices de la luz y las sombras, junto con la precisión del pelaje de los conejos y los detalles de los objetos circundantes, demuestran una maestría en la técnica hiperrealista.

Cada conejo posee una personalidad y postura distintiva: desde el que parece estar al mando en el centro, hasta el curioso observando detrás del canasto, y el relajado reposando en el suelo. Estas sutiles diferencias en sus expresiones y posturas invitan al espectador a imaginar las personalidades e historias detrás de cada uno de estos personajes.

Los objetos que rodean a los conejos, como el canasto, los paños y las herramientas, sugieren un entorno doméstico o un taller. Estos elementos aportan una sensación de cotidianidad y familiaridad, contrastando con la idea inusual de un grupo de conejos reunidos de esta manera.

El juego de luces y sombras, junto con el contraste entre la oscuridad del fondo y los tonos más claros de los conejos, centra la atención en los sujetos, haciéndolos resaltar y cobrar vida.

Esta obra es una celebración de la naturaleza y la vida cotidiana, con un toque de fantasía y humor. Invita a los espectadores a detenerse y maravillarse ante los detalles, a la vez que los sumerge en una narrativa imaginaria donde los conejos son los protagonistas de su propia historia.